jueves, 17 de abril de 2014

AGRICULTURA Y MINERIA



Siempre he sostenido que lo más dañino para el país es ser “Anti” simplemente por el gustito medio perverso de serlo. Creo que debemos criticar cuando algo es criticable, siempre planteando posibles soluciones pero, también debemos destacar lo bueno y si es posible mejorarlo.

Por fin BIZ nos trajo algo positivo: “En el marco del lanzamiento del Año Internacional de la Agricultura Familiar, el Ministro de Agricultura y Riego manifestó que el 70% de los alimentos consumidos por la población provienen de la agricultura familiar, especialmente andina”. Continuando con su exposición, explicó que el 81.8% de las áreas de cultivo en nuestro país son de menos de 5 Has. y que el 68% están en la zona andina; agregó que “la agricultura familiar es el segmento que sostiene a la alimentación nacional”.

El representante de la FAO en el país, señaló “la importancia de desarrollar las potencialidades del sector agricultura, generando inclusión social en el campo brindando más seguridad alimentaria y reducir los niveles de pobreza”, por lo que se requiere el apoyo del Estado y la cooperación de todos los actores para que los pequeños productores accedan al crédito agrícola y reciban asistencia técnica para sus cultivos.  
Aquí vienen varias reflexiones. La Banca de Fomento bien empleada es altamente positiva para cualquier país, mucho más aún para uno como el nuestro donde no existe un real control de las ganancias leoninas de la banca comercial (por favor no me hablen tonterías de la SBS o cosas similares) donde uno deposita su dinero ganando un interés de 1 a 2% anual pero si quiere dinero paga de 20 a 40% de intereses. Sin embargo, insistimos en la frase BIEN EMPLEADA.


El Banco Agrario fue quebrado por el mal empleo de sus fondos, el Banco Hipotecario siguió similar suerte y así podríamos seguir el rastro de Banca de Fomento en América Latina y aquí viene otra reflexión, ¿qué hace el BID en esta ceremonia?¿es que el Perú no puede invertir 25 millones de sus RRIINN y debe seguir endeudándose? O acaso nos están obsequiando ese dinero?; el artículo no lo aclara y si es así, bienvenidos pero no creo que la cosa sea tan saludable y más bien tiene un tufillo feo por ese lado.


Ojalá que todo esto no lleve a un aprovechamiento más del dinero de la Nación en provecho de ambiciones personales o de afanes de campaña electoral y se otorgue el dinero a quienes realmente lo necesitan y no se emplee como arma política para impulsar una futura campaña de ya saben ustedes quién. Ojalá que se escuche el consejo de proporcionar asistencia técnica a los pequeños agricultores.


Y finalmente, ojalá que se entienda que, poco a poco, debemos salir de nuestro esquema actual de país minero y busquemos otras opciones, entre ellas la agricultura, la ganadería, el turismo, todo esto de la mano con la industrialización, una industrialización que requiere de tres grandes ejes impulsores:

- Una red vial de primera clase y no las carreteras actuales que, juntamente con nuestros malos hábitos alcohólicos generan un sinfín de muertes.

- Energía limpia y barata; cuántos países quisieran tener nuestros vientos para energía eólica o nuestro Padre Sol para la energía solar, en las diversas regiones del país; y

- Un clima de seguridad ciudadana y esto tampoco es latín o griego, simplemente coloquen a alguien que conozca el tema y no a una serie de burros que nos digan que la delincuencia es un signo de prosperidad porque si no hubiese dinero no existirían ladrones ya que no tendrían que robar o que es muy difícil combatirla y que simplemente tenemos que sufrirla.
Pensemos, pensemos y sigamos pensando ya que nuestros ministros de 30,000 (en realidad más de 100,000 mensuales) no pueden hacerlo, pobrecitos.
Tema de reflexión.      

jueves, 3 de abril de 2014

EL PERÙ: UN PAÍS LLENO DE RESERVAS



No sé si me estoy volviendo masoquista, pero no puedo evitar leer los artículos de la revista electrónica BIZ. Quizás sería mejor no saber nada, no recibir noticias de lo que pasa y, si se reciben, quedarse indiferente ante ellas. Pero, en realidad, mi atracción hacia este medio virtual es explicable: ¿no delatan implícitamente los informes de revistas al estilo del BIZ la manera cómo nos proyectamos a nivel internacional? Se podría hasta afirmar que El BIZ es un poco el barómetro tanto del nivel de independencia de un país como de su grado de sumisión a los mandatos provenientes del exterior.

En ese sentido, la noticia del 30. Del presente mes “Perú es el único país de América Latina que cuenta con un óptimo nivel de reservas internacionales” que, para muchos “especialistas”, será motivo de alegría, de orgullo y de otras emociones, es para mí sólo una muestra más de nuestra subordinación al sistema mundial.

En efecto, ¿qué significa esto? Significa que tenemos nuestro dinero bajo el colchón, pero no bajo nuestro colchón, sino bajo el colchón del vecino, el que por supuesto lucra con nuestro dinero, nos paga migajas y mientras nos vamos endeudando más y más, pagando intereses cuando bien podríamos recurrir a lo que disponemos y deshacernos de la deuda. 

Saltarán hasta el techo, dirán: ¡qué ignorante! ¡Qué bruto! ¡nos quedamos sin reservas!, Pero, personalmente, no puedo olvidarme de los buenos consejos de mi abuelita, quien siempre nos decía: “ten una reserva para las malas épocas, pero organízate de tal manera que esa reserva no sea tan grande que no te deje vivir o que todo se malogre”. 

Ahora, ¿quién estará cobrando los intereses adicionales por tener nuestro dinero en bancos extranjeros en vez de invertirlo en desarrollo? ¿Quiénes se estarán volviendo multimillonarios con el dinero que pagan los bancos por ofrecer préstamos en base a nuestro dinero depositado en ellos?

Pensemos un segundo; en cuanto estamos en alguna planilla (por pequeña que esta sea): inmediatamente nos llaman de los bancos ofreciéndonos el oro y el moro a fin de que saquemos un préstamo, ¿se imaginan qué ventajas pecuniarias le brindarán a alguien que saque un préstamo millonario para un país o que consiga que dicho país no pague su deuda sino siga amarrado con los intereses?

Siempre ofrezco soluciones, por lo que, en este caso, propongo lo siguiente: paguemos la deuda. Aún así nos quedará un pequeño colchón. Después de todo, la composición de nuestras reservas internacionales no es insignificante. Efectivamente, disponemos de US$ 65,734 millones([1]). Dejemos de pagar intereses y de estar sometidos a los dictados del capital internacional. Ya robaron bastante, ¡HAGAMOS EL PAÍS PROGRESE!  

Gustavo Bobbio

[1] Ver el artículo en el periódico virtual de Gestion.pe, Reservas internacionales subieron a US$65,734 millones en enero en http://gestion.pe/noticias-de-rin-1210?href=nota_tag



[1] Ver el artículo en el periódico virtual de Gestion.pe, Reservas internacionales subieron a US$65,734 millones en enero en http://gestion.pe/noticias-de-rin-1210?href=nota_tag

IN MEMORIAM









En Enero del año 1981 regresé al país luego de haber participado en el Programa de Intercambio entre los ejércitos del Perú y los EEUU de N.A. Dicho en otras palabras, un oficial norteamericano vino a servir a la Escuela de Ingeniería del Ejercito y, como intercambio, estuve un año como Auxiliar de Instrucción en el Batallón de Ingenieros 52 en Fort Carson en Colorado, dando clases a los miembros del mismo.
Mi vuelta al país fue en un momento crítico, uno más de los eternos conflictos con nuestro país hermano Ecuador; más hermano que otros por compartir etnias y tradiciones. Dicho sea de paso, una muestra más de la estupidez o de la mala fe de nuestras clases gobernantes (de ambos países) y por supuesto de la permanente agresión chilena al Perú, en este caso a través de “interpósito país”

Estaba nombrado al lugar del conflicto, el Agrupamiento de Ingeniería “Marañón” y a pesar del intento del Director de la Escuela de Ingeniería, en ese entonces Coronel Manuel Péndola, de que me quede de profesor en la misma, fui a cumplir con mi deber y aparecí en Bagua, a servir bajo el Comando del Coronel Luis Bendezú. 

Solucionado el problema (lo digo así pero estoy hablando de la muerte de muchos soldados de ambas partes, mutilados, gente que quedó con problemas psíquicos y mil cosas más de las que entiende plenamente solo el que las vivió), pasé a dedicarme al mantenimiento del equipo de ingeniería (tractores, motoniveladoras, cargadores frontales y otros) que participaban en la construcción de la red de caminos conocida como carretera marginal de la selva.

Llegaron mil tarjetas de recomendación, tanto de autoridades del Ministerio de Transportes como por parte del general Hil (yo tenía un doble nombramiento, uno como Jefe de Mantenimiento de la Carretera Marginal expedido por dicho Ministerio y otro como Jefe de la Compañía Celular de Mantenimiento por parte del Ejército). 

Cuando conversé con los portadores de las tarjetas la cosa fue vomitiva, “coimas” por aquí, por allá, entregas de dinero, obsequios de vehículos, presentación de chicas de la televisión y otros. Cuando hablé con Bendezú, este fue claro “confío plenamente en ti y no quiero cochinadas, yo te respaldo”. Hicimos compras y reparaciones por un par de millones. Para Bendezú hubiese sido fácil conseguir una casa obsequiada como recompensa a su obsecuencia. NO PIDIÓ NI ACEPTÓ un centavo.

Su familia administraba una farmacia pequeña en Magdalena o San Miguel y el vivía austeramente. Honor al mérito. En esta época en que se habla de nosotros los militares como una lacra, en estos momentos en que a nivel país no se necesita meter el dedo sino que la pus salta como de géiseres, me acuerdo de ti mi Coronel, siempre caballero, siempre correcto, honrado y honesto. Si existe un más allá debes estar sufriendo, como sufriste cuando leíste las tarjetas y luego cuando Hil se enojó contigo. Descansa en paz, tú y yo llegamos a Generales pese al acoso de Hil y tú dejaste en nosotros, tus oficiales, un recuerdo de hombría y corrección.

Oh Alá que algunas de las personas que realizaron las ventas de repuestos y el arreglo de maquinaria lea esto y recuerden que trataron con militares y no se les pidió (ni aceptó) un centavo.

Chau “colorado” (así le decíamos cuando él no escuchaba), qué lástima que no hubo muchos como tú en el país.

Gustavo Bobbio